Maricultura en el caribe

No hay tantos peces en el mar como pensábamos; pero la demanda de pescado y mariscos tiene que satisfacerse. Sobre todo, cuando pronto habrá 8 mil millones de personas en el planeta. ¿Cómo se garantiza el suministro de proteína sin extinguir los recursos naturales, tan necesarios para la vida de la Tierra?

La Escuela de Ciencias Ambientales de la UC Santa Bárbara y el Instituto de Ciencias Marinas (MSI) analizaron la viabilidad de la piscicultura o acuicultura en el mar Caribe, con un enfoque en la maricultura: el cultivo de organismos marinos en mar abierto (a diferencia de la acuicultura, que se realiza en estanques, ríos y canales).

Alimento sin explotación

Para crear los estimados, el equipo usó a la cobia – un pez de calidad, con mucho valor en el mercado y que puede criarse en cautiverio de aguas cálidas –. Combinaron la tasa de crecimiento del pez con sus condiciones ideales de vida; lo compararon con la rentabilidad de las granjas acuáticas y el riesgo de inversión.

¿Los resultados? La región del Caribe podría producir más de 34 millones de toneladas métricas de productos marítimos por año. Eso es más del doble que la producción anual de la región. Siendo más específicos, el modelo de los investigadores estima que la región podría generar 40 millones de toneladas de productos. Eso equivale a la mitad de la captura global de pesca… y en sólo 179 kilómetros cuadrados (0.0006 % de su espacio marítimo).

Aún si se consideran los contratiempos económicos para cultivar la cobia, el estado concluyó que sería muy viable utilizar territorios costeros como los de Bahamas o Trinidad y Tobado –con 8,500 y 4,100 kilómetros cuadrados (respectivamente) – para iniciar una industria demaricultura.

El problema está en la cultura. La maricultura es relativamente nueva, y no hay muchos que confíen en sus resultados. Esto es porque la acuicultura se desarrolla tierra adentro, o cerca de la costa; y los desechos e insumos pueden tener efectos negativos en los ecosistemas que rodean a las granjas.

Al respecto, Lennon Thomas (líder del estudio) comenta: “La maricultura en alta mar supera muchas de las deficiencias y los posibles impactos negativos que las personas, a menudo, asocian con la acuicultura costera o continental”. Eso es porque la profundidad y corriente del mar prevendrían los impactos negativos en la calidad del agua de la acuicultura; y evitan los hábitats como arrecifes de coral y praderas marinas.

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